miércoles, 18 de octubre de 2017

crónica gran final




No era una mañana cualquiera, todos despertamos alegre porque jugaba el campeón de América y se disputaba una final más. Todos con canticos empezábamos a alentar nuestro equipo del alma desde casa, el partido empezaba a las 4:00 pm, pero nos sentamos frente al televisor a las 1:30pm.
Pasada la hora del partido, el árbitro pito  y el balón rodó. Todos alegres por ver a nuestro equipo diputar una final más. Todos preocupados porque el partido de ida había quedado 2-1 cayendo nuestro equipo. Pero el gol no se hizo esperar y llegó al segundo 37 del primer tiempo, todos alegres y con lágrimas en los ojos brincábamos y nos abrazábamos del tan esperado gol.

Eran las 4:45 y ya Iba medio tiempo de del partido, todos felices y al vez preocupado porque el segundo gol no llegaba. El árbitro pito y  el primer tiempo se acabó.
En  el entretiempo todos gozábamos en familia al ver a nuestro equipo ganar. Pero a la vez estábamos preocupados porque el global iba 2-2.

Iba a empezar el segundo tiempo ya los dos equipos estaban preparados  para enfrentar esa etapa final, el árbitro pito y el balón rodó.

Ya iban 40 minutos del segundo tiempo y nosotros no dejábamos de alentar a nuestro equipo, el otro equipo llegaba y llegaba pero no marcaba. El segundo tiempo terminó y todos angustiados porque se venían los penaltis, algunos lloraban otros reían de la emoción como si estuviéramos presente en el estadio.  

Pasaron 5 minutos de descanso y ya los equipos estaban dispuestos a patear los penaltis, el árbitro tiró la monedita y comenzó pateando el equipo rival (Junior).


Todos preocupados por que se venía el primer penaltis, el árbitro pitó y el jugador erró el penalti, se venía el jugador de nuestro equipo y todos nerviosos a ver qué pasaba. El árbitro pitó y el jugador anotó. Todos  alegres de ir en ventajas en el marcador; se venía el jugador estrella del otro equipo. Su arquero Sebastián Viera,  todos preocupados porque él nunca erraba penales. El  árbitro pitó y el jugador erró su primer penal, todos alegres por que el marcador se alejaba a nuestro favor.  Alejandro Guerra iba  a patear el penal decisivo, el árbitro pitó y el jugador anotó, todos alegres porque nuestro equipo del alma había quedado campeón una vez más.

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